¿Cuando vivamos juntos te va a importar mucho que cuando llegue de trabajar te cuente que en el descanso del café me escapé a que una puta me comiera el coño?
Hay días como el de hoy, en el que a pesar de haber jugado en la oficina a primera hora de la mañana no hay manera de calmar el calentón que tengo.
Me he pasado el día pensando en cuanto valor tendría que juntar para llamar a una "señorita" y en el rato del café escaparme a su pisito para que me coma el coño y volver a trabajar tan relajada.
Sí, tengo mil ganas de que me coman el coño y como no estás por aquí, la boca de una puta (y si es muy cerda mejor que mejor) también me vale.